Podemos pensar que el matrimonio entre un hombre y una mujer es una estructura gigantesca y maravillosa, hermosa e imponente en su grandeza.

Está hecha para durar 50 años o más, y para proporcionar inenarrable felicidad a la pareja que lo forma.Sin embargo, el cemento que da cohesión a ese maravilloso edificio es el sexo -la poderosa y siempre presente atracción sexual entre marido y mujer-.

Quita el cemento del edificio más sólido del mundo y se vendrá abajo para convertirse en una simple pila de escombros.
Quita la satisfacción sexual de un matrimonio y se vendrá abajo para convertirse en una pila de escombros emocionales.Pero la satisfacción sexual -la felicidad sexual- está compuesta por dos partes: la emocional y la física.

La primera tiene que ver con el deseo y la pasión. La segunda, con la sensación que produce el contacto del pene con la vagina y todos los demás contactos de piel con piel y de órgano con órgano.EL PODER CURATIVO DEL SEXOEl sexo es la mayor fuerza curativa para los problemas entre marido y mujer. Cuando la intensidad sexual empieza a desvanecerse, no hay algo que contrarreste las tensiones y molestias que surgen en toda relación humana.

Para empeorar las cosas, cuando la pareja no se lleva bien, sus roces cotidianos empiezan a contaminar la relación sexual. Entonces las cosas se vuelven, realmente, complicadas.Por fortuna, hay una solución simple y directa.

Todo depende de ver el sexo entre hombre y mujer como realmente es... y como realmente debería ser.Piénsalo de este modo: Basta que la esposa se asegure de hacer cuanto sea posible para satisfacer, sexualmente, a su compañero (por supuesto, él tiene, exactamente, la misma responsabilidad). Y hay una ventaja adicional: si lo hace así, es casi seguro que ella misma encontrará, a su vez, la satisfacción.

LO QUE TODA MUJER NECESITA SABERAhora bien, para ello, una mujer debe saber unas cuantas cosas sobre la sexualidad masculina... cosas que no enseñan en la escuela.

Primero, un hombre necesita tener una buena erección para que el sexo resulte, realmente, satisfactorio para él. Besarlo, acariciarlo, juguetear con sus testículos y con su pene ayudará a provocar una buena erección.El tomar su pene y guiarlo con cuidado hacia la vagina es también muy efectivo. Una vez que el pene es insertado, es importante que la mujer participe de manera activa.

Una de las quejas más frecuentes de los hombres, en privado, es que sus esposas no participan de manera activa y vigorosa en la relación sexual.
Ciertamente, algunas mujeres todavía temen mostrarse demasiado activas y entusiastas porque piensan que es incorrecto.

Pero, si una mujer no se muestra libre y no da rienda suelta a sus más apasionados sentimientos allí -en la cama con su pareja-, ¿dónde va a hacerlo?Un viejo dicho asegura: “La esposa ideal es controlada en la sala e incontrolable en el dormitorio”. ¡Qué gran error es lo contrario! El sexo es pasión, excitación y sorpresa.

Es dinamita emocional... no sólo otro deber que hay que cumplir antes de dormirse.A algunos hombres les gustan los tacos, a otros las enchiladas y, el platillo favorito de otros, es el mole. A unos les gustan los chiles jalapeños y a otros los chilpotles.

En la misma forma, a algunos hombres les gusta el sexo con picante y a otros no.Pero una esposa no lo sabrá con certeza, a menos que lo pregunte. Desde luego, siempre hay algunos detalles que necesitan pulirse.

Por ejemplo, ¿qué tal si un hombre pide a su esposa que haga algo con lo que ella no se siente cómoda? Esa es una decisión individual, desde luego.Lo primero que esa mujer podría preguntarse es si está titubeando porque se siente muy inhibida o porque la solicitud, realmente, va más allá de lo que cabe en la sexualidad normal.

Si es sólo por inhibición, tal vez valga la pena, cuando menos, tratar de complacer a su pareja una o dos veces. ¡Tal vez, entonces, descubra que es algo que le gusta!Pero si, realmente, no lo siente correcto, la próxima vez que él lo sugiera, ella puede sonreír y decir algo así: “En lugar de hacer eso, ¿por qué no hacemos esto?”, y en ese mismo momento puede iniciar algo que, ella sabe, excita muchísimo a su compañero.

Hay lugar para el tacto y la diplomacia en el sexo... como en todo lo demás.¿Vale la pena hacer todo eso? ¿Es realmente importante, para una esposa, hacer todo ese esfuerzo? Depende de lo que ella desee. Si quiere tener a su pareja contenta y feliz, con una sonrisa en los labios y un brillo de excitación constante en sus ojos... entonces vale la pena el esfuerzo.

La verdad es que, aunque los matrimonios pueden ser “hechos en el Cielo”, son renovados, refrescados y perfeccionados... en la cama.