Los hombres que evitan tener relaciones para aumentar la calidad de sus espermatozoides y tener más oportunidad de concebir pueden estar errados. También, quienes creen que la virginidad es la mejor garantía para reducir el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Lo afirman los últimos estudios, que derriban algunos mitos sobre la contención amorosa.

En Estados Unidos y algunos países africanos se efectúan campañas de educación que la recomiendan como la mejor forma de prevenir el embarazo en la adolescencia. Algunos sectores aconsejan practicarla como la medida más eficaz para evitar el contagio de las enfermedades de trasmisión sexual y el SIDA. En algunas partes del globo se la sigue practicando de forma periódica como un método contraceptivo tradicional.

La abstinencia, el difícil ejercicio de decir que NO al cuerpo cuando la Naturaleza lo empuja hacia el placer y la unión amorosa, es una práctica más frecuente de lo que se piensa.

En algunos sectores de la sociedad occidental se ha revalorizado el compromiso público de no mantener relaciones sexuales y preservar la virginidad antes del matrimonio. Algunas organizaciones religiosas aconsejan la castidad, y muchos grupos de jóvenes participan en actos públicos destinados a reafirmar el propósito de mantenerse en estado de pureza hasta su boda.

No sólo en Occidente se considera la abstinencia: la sexualidad energética china recomienda no mantener relaciones durante las condiciones climáticas extremas, así como con el estómago lleno, bajo los efectos del alcohol, o dominado por las emociones intensas. Para mantener la vitalidad, aconsejan al varón reducir la frecuencia de sus eyaculaciones a medida que aumenta su edad.

EL PLACER Y LA FERTILIDAD.

Consideraciones morales, amatorias y religiosas aparte, y atendiendo exclusivamente el aspecto médico, no puede afirmarse que la abstinencia sexual sea perjudicial para la salud física o mental, pero tampoco pueden demostrarse sin ningún género de duda algunos de sus presuntos beneficios. Al menos es lo se deduce de dos recientes investigaciones sobre el tema.

Para los tratamientos de reproducción asistida y fecundación “in vitro”, las clínicas de fertilidad y bancos de esperma exigen a los donantes, en su mayoría varones menores de treinta años de edad, que mantengan de tres a cinco días de continencia sexual previos a cada extracción para poder obtener muestras de semen de buena calidad.

Pero de acuerdo a una reciente investigación, presentada en la última Conferencia de Fertilidad en Copenhague, Dinamarca, hay indicios de que la abstinencia de duración excesiva puede ser contraproducente para la reproducción, sobre todo en el caso de los hombres con una cantidad baja de espermatozoides.

Según un estudio israelí, los hombres que se abstienen de tener relaciones sexuales pensando que aumentarán la calidad de sus espermatozoides y que tendrán más oportunidad de concebir están equivocados.

Muchos espermatozoides tiene problemas para moverse eficazmente, y esperar demasiado tiempo reduce su capacidad de engendrar, especialmente si ya tienen una cantidad baja de espermatozoides, señalan los expertos, que al estudiar 1.800 muestras de semen de 900 hombres encontraron que lo mejor era dejar de mantener relaciones sexuales durante no más de un día. "Algunas personas se abstienen durante semanas, pensando que están haciendo algo bueno, pero hacerlo cada dos días sería mucho mejor", ha señalado el doctor Eliyaho Levitas, que ha dirigido el estudio, efectuado en el Hospital de la Universidad de Soroka, de Beersheva.

Los participantes en el estudio asistieron a la clínica de fertilidad del doctor Levitas porque ellos y sus parejas tenían dificultad para concebir, y el médico separó a los hombres de acuerdo a si tenían una cantidad baja o normal de espermatozoides.

Después observó la calidad de los espermatozoides con relación al tiempo de abstinencia de cada hombre antes de entregar su muestra de semen, un lapso que variaba entre 0 a 14 días.

Entre los hombres con bajo conteo de espermatozoides, abstenerse durante dos o más días redujo la movilidad de sus células reproductivas y disminuyó una medida denominada “índice acrosoma”, que refleja la proporción de espermatozoides que están en buenas condiciones para penetrar el óvulo.

En cambio, entre los varones con un conteo normal de espermatozoides, la movilidad sólo comenzó a disminuir después de 11 días de abstinencia y el índice de acrosomas llegó a su nivel más bajo después de cinco días de abstinencia.

PRÁCTICAS DE RIESGO.

También ha sido puesta en entredicho, la capacidad de la abstinencia para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETSs); ya que según afirman expertos norteamericanos, al contrario, puede ayudar a generar conductas de riesgo.

Un estudio efectuado en 12.000 adolescentes sugiere que los jóvenes que se comprometen a llegar vírgenes al matrimonio son más propensos a probar prácticas sexuales que incrementan el riesgo de contraer ETSs.

La investigación de las universidades estadounidenses de Yale y Columbia, puede ayudar a explicar los resultados de estudios previos los cuales mostraban tasas similares de ETSs entre los adolescentes que hacían votos de abstinencia y sus coetáneos que no se privaban de hacer el amor.

El estudio encontró que los adolescentes que se habían comprometido a llegar vírgenes al matrimonio eran mucho más propensos a las prácticas de sexo anal y oral que otros adolescentes que no habían tenido relaciones vaginales, es decir que no habían debutado sexualmente.

Sin embargo estas conductas "los ponen en riesgo", ha señalado Hannah Brueckner, profesora asistente de Sociología de la Universidad de Yale y una de las autoras del estudio, publicado en 2005 en la revista “Journal of Adolescente Health”.

Los investigadores también encontraron que los propensos al sexo anal, también eran más reacios a utilizar preservativos en su primera relación sexual y a someterse a estudios de ETSs.

Millones de adolescentes norteamericanos han firmado compromisos de abstenerse de practicar sexo, como resultado de los esfuerzos religiosos para desalentar las relaciones prematrimoniales y la transmisión de ETSs, y el presidente Bush ha promovido la enseñanza de la abstinencia en las escuelas.

Pero los críticos dicen que esa educación debe acompañarse con la enseñanza de la práctica de sexo seguro para ser efectiva, dado que la mayoría de los adolescentes practican el sexo y no se limitan a tener relaciones monógamas, dentro del matrimonio.

La doctora Brueckner ha demostrado, en otro estudio de 2004, que el 88 por ciento de los adolescentes norteamericanos que se comprometen a llegar vírgenes al matrimonio tiene sexo antes de casarse.