Brenda Arenas, secretaria de un partido agrario, belleza natural e incontestable.
La portada que llevó a creer a muchos que Andrea Morales había posado desnuda.



Antes de estas fotos, eran unas perfectas desconocidas en sus países. Ahora nadie las ignora: sus votantes las aman y sus colegas las basurean. ¿Quién dijo que la política era aburrida?

Enfundada en un diminuto peto y ajustados jeans, una coqueta chiquilla se sentó sobre un escritorio del solemne Salón de Beneméritos del Congreso Nacional de Costa Rica. El fotógrafo que la acompañaba hizo clic, la retrató junto a la galería de notables de la historia patria y se fue. La atrevida foto apareció publicada hace un par de semanas a toda página en el número de lanzamiento de “SoHo”, la primera revista de chicas desnudas del país. El escándalo fue mayúsculo. Es que la cosa es más complicada de lo que parece: a sus 25 años, la sexy Andrea Morales ocupa un escaño como la parlamentaria más joven de Costa Rica. Fue electa casi inadvertidamente en febrero gracias a una ley de cuotas que promueve la paridad de géneros. Durante las tediosas sesiones de la Cámara usa formales trajes de dos piezas y oculta su agraciado rostro tras un par de gafas.

“Diputada posó en revista erótica” tituló con escándalo y algo de mala leche el diario sensacionalista “Extra”. Muchos ciudadanos que no la conocían pensaron que Andrea era la modelo que aparecía en calzones en portada. Error: la dama en cuestión era Kathryn Arbenz, novia del cantante Carlos Vives, quien en esa edición mostró hasta el hígado. La foto de la diputada Morales, siendo justos, era bastante más recatada. Pero la vieja clase política costarricense igual rasgó vestiduras. “Es una falta de respeto a la patria”, bramó el congresista Óscar López. “Cuando recibí la invitación para el lanzamiento de la revista, la boté al basurero”, bufó su colega Mayi Antillón. “Debe apechugar con las consecuencias”, opinó con más sentido del humor el dirigente Federico Malavassi.

Al final fue la propia congresista quien enfrentó a los mojigatos. “Deberían preocuparse mejor por la corrupción y el despilfarro. Este país está lleno de hipócritas, no comprendo cómo a estas alturas existen personas que se escandalizan por la foto de una diputada joven en una pose normal, sin morbo” se defendió sin pelos en la lengua. Las aguas se han calmado con el paso de los días y -como era presumible- Andrea dejó el anonimato para ganarse el favor del electorado juvenil en los foros de Internet. Muchos incluso la han enarbolado como bandera de la oposición contra la anciana élite que maneja desde hace décadas el poder en Costa Rica. Nada de tonta, ahora Andrea capitaliza su popularidad lograda en un dos por tres con una estrategia envidiable.