A llá por los años 60, el investigador estadunidense Goodlin afirmaba que tener orgasmos en las últimas semanas del embarazo propiciaba partos prematuros debido a que se incrementaban los niveles de la hormona oxitocina, la misma que en ocasiones los ginecoobstetras administran en el suero para regular o potenciar las contracciones uterinas de quien está a punto de parir .
Esos comentarios pesaron mucho durante largo tiempo y fueron usados como argumentos contundentes por quienes estaban en desacuerdo con que las embarazadas tuviesen relaciones sexuales.

Hoy el tema vuelve a cobrar actualidad a partir de los hallazgos que Amy Sayle y su equipo de la Escuela de Salud Pública de Chapel Hill (Carolina del Norte) publicaron en febrero del 2001 en la famosa y prestigiada revista Obstetrics & Gynecology , lectura obligada de tod@ especialista que se precie de estar actualizad@.

Sayle y colaboradores entrevistaron a más de 600 mujeres en torno a su actividad coital durante su más reciente embarazo, sobre todo entre las semanas 29 y 36. Después de ordenar sus datos encontraron que hubo 187 partos prematuros contra 409 que llegaron en los días calculados como fecha probable de parto. Como mandan los clásicos, también investigaron otra serie de cofactores; llegaron a la conclusión de que tener actividad erótica sexual, e incluso llegar al orgasmo, no incrementa la frecuencia de parto prematuro .

Investigaciones de este tipo dan luz y permiten erradicar, poco a poco, la gran cantidad de falacias existentes sobre erotismo y embarazo . A todas nos consta que se impone un sinfín de prohibiciones -incluso esgrimidas por profesionales de la salud, aunque no le den un sustento científico.

Puede resultar gracioso que debamos ponernos algo metálico en el ombligo rodeado por un trapo rojo en caso de un eclipse, o que veamos fotografías de personas bonitas para que nuestra criatura se parezca a ellas. Pero eso de que debamos abstenernos de tener relaciones coitales porque podemos lastimar a la criatura o parir antes de tiempo... como que desequilibra.

¿Qué hacer entonces con mis deseos?¿Soy una pervertida porque se mesigue antojando mi esposo?¡Nada de eso!Eres una persona sana y por ello tu deseo sexual , aunque se modifique, no se elimina.

Otra cosa digna de analizar es que Sayle y colaboradores también mencionan que en más del 50% de los casos el tema de la sexualidad y el erotismo no aparece durante el control del embarazo. Puede pensarse en primera instancia que somos nosotras las que no llevamos el tema a colación en el consultorio, lo cual en parte es cierto, pero es evidente que el o la ginecoobstetra no debe sentirse muy a gusto al hablar sobre ello, o considera que es algo de poca importancia.

Oj-Alá que las autoridades médicas tomen cartas en el asunto y actualicen a quienes atienden a las embarazadas en ese tópico, para que dicha etapa sea más disfrutable. Desde luego que si de pedir se trata, agregaríamos que también se invitara a nuestra pareja a cada una de las consultas de control, para que su involucramiento fuese mayor.

Estamos en una época de cambios; propongamos, pidamos y, si fuese necesario, exijamos que quienes prestan los servicios de salud lo hagan cada día mejor. Eso incluye considerar a la salud sexual una parte esencial del ser humano.

Si dejaste de menstruar y estás en edad reproductiva, existen muchas probabilidades de que estén embarazados y lo remarco porque es algo que compete a ambos miembros de la pareja. Pero a diferencia de los tiempos antiguos, en que se esperaba que nos mantuviéramos alejadas eróticamente de nuestra pareja, gracias a las aportaciones de May Sayle podremos seguir disfrutando el potencial erótico y mantenernos unidos en esa época, que no tiene por qué ser de abstinencia, salvo que existiese alguna complicación médica.

Por favor, recuerda que durante el embarazo erestú la que debe marcar la pauta y proponerel tipo de actividad sexual a realizar.