Cuando un hombre y una mujer se sienten bien el uno con el otro y se atraen mutuamente, es fácil que crean que entre ellos ha surgido el amor verdadero, pero no siempre es así. Puede tratarse de una atracción pasajera, un gran entusiasmo por la otra persona, un capricho, un afecto imaginario o, incluso, una obsesión.

“Ahora veo la vida a través de sus ojos, de forma diferente. Esta persona me ha cambiado en muchas cosas y a veces ni yo misma me reconozco. Con ella he aprendido a disfrutar de mi día a día, de una manera más sencilla pero al mismo tiempo más intensa”.

“Camino y me siento orgullosa de estar a su lado, me saca del mundo que me rodea y me transporta a sitios donde solo estamos los dos. No siento el paso del tiempo cuando estamos juntos, compartiendo. Me da igual si llueve o hay el sol, si hace frío o calor, si es de día o de noche. Sólo quiero estar a su lado, porque me hace sentir completa, vital. Cuando me falta todo se derrumba y la rutina me asfixia. Apenas se va, comienzo a esperarlo”.

Los testimonios de las personas enamoradas, auténticas piezas de poesía espontánea, muestran el cúmulo de sensaciones intensas y a menudo enloquecedoras que envuelven a quienes han caído bajo las flechas de Cupido, y que a veces parecen casos de lo que los manuales de psiquiatría denominan “enajenación transitoria”. Pero ¿cómo saber si realmente nos hemos enamorado?.

Los expertos explican algunas claves para desvelar si vives una atracción temporal o un amor con deseos de permanencia, y aclarar qué sentimientos tienes hacia esa persona que te está volviendo el mundo el revés y encendiendo el corazón.

• Respeto y libertad: ingredientes clave.

No existe amor verdadero si no se respeta la libertad del otro, ni cuando se producen presiones entre los amantes.
Además, dos personas que se aman se respetan: saben ponerse en el lugar del otro, descubrir sus peculiaridades e individualidad, y aceptar sus criterios y manera de entender la vida, sin imponer los propios puntos de vista. Se ayudan mutuamente a mejorar y superarse, sin querer convertir al otro una copia de uno mismo.

• En las buenas y en las malas... .

"Ponte a enfermar y verás quien te quiere de verdad", dice un refrán, que bien puede aplicarse a las relaciones de pareja, porque los “amores de mentira” suelen desvanecerse cuando surgen los problemas de verdad. Amar significa estar dispuesto a responder ante todas las situaciones que se presenten. No hay amor si se eluden las responsabilidades o no asumen los compromisos.

• Conocerse bien, para amarse mejor.

El verdadero amor requiere de un verdadero y mutuo conocimiento entre las personas, pero que no debe invadir la libertad e intimidad del otro, ni violentarle ni presionarle para acceder a sus espacios de privacidad, las intimidades de su “jardín interior”. El amor lleva tiempo, aunque se tengan prisas y se sienta el miedo de perder a la persona amada.

• Interrogantes para salir de dudas.

¿Te imaginas con esa persona toda la vida? ¿Qué es lo que realmente te gusta de ella: su físico, su forma de ser o pensar, sus bienes materiales, su ropa, su sentido del humor, su responsabilidad, seriedad o respeto, su alegría de vivir...? .

¿Sólo quieres estar con tu actual pareja para divertirte y pasarlo bien, tener alguien con quien salir, dar envidia a los demás, o por miedo a la soledad? ¿Cuándo iniciaste esta relación estabas desesperada/o por salir con alguien o temías no encontrar nunca a una persona adecuada para ti? Las respuestas a estas preguntas están más en tu corazón, que en tu mente.

• ¿Es amor u obsesión?.

El verdadero amor enriquece a quien lo vive, pero a veces puede confundirse con una obsesión, que es el resultado de propia inseguridad y del deseo de control y de manipulación del otro.

Si no paras de perseguir a tu pareja, te le apareces de forma inesperada, sientes celos de cualquiera que se le acerca, no controlas tus emociones, no respetas su espacio ni eres capaz de vivir sin esa persona, puedes estar viviendo un amor compulsivo.