L a mayoría de los varones tiene un talón de Aquiles , un punto débil: el sexo. Por conseguirlo son capaces de hacer cualquier cosa: bajar las estrellas, ser los más simpáticos del mundo, contar los mejores chistes, transformarse en sujetos atentos y caballerosos . Pero una vez que obtienen el trofeo anhelado, ¡desaparecen!

¿Qué es lo que sucede con ellos y con nosotras? ¿Cuáles son las luces de alerta para saber si un chavo sólo quiere sexo contigo? Si tuviéramos una suerte de sexómetro podríamos detectar las señales de peligro, pero tal invento no aterriza aún en el mundo de la tecnología. ¿Qué hacer entonces?

Para empezar, es importante no tomar una actitud a la defensiva ni en contra de los hombres; no todos son iguales . Nada resuelve catalogar a todititos como lobos desesperados , ávidos de sexo.

Lo que sí conviene es tomar precauciones . Si lo que tú deseas es construir una relación con un chavo, más que un vulgar acostón , no le juegues a la femme fatal , ni te metas en embrollos gratuitos. Mucho ojo con las luces amarillas Las siguientes señales son muy indicativas de cuidado. Chécalas.

- Él evita pláticas profundas contigo, no hace compromisos ni los desea ; de hecho hace cualquier cosa por evitarlos: "¡luego nos hablamos!". "¡Yo te busco!". o tal vez diga: "tengo exámenes semestrales, no puedo salir en toda la semana". En fin, las frases son infinitas. Enfrenta la realidad y pon patitas en tierra: tal vez se siente a gusto contigo, pero no le interesa formalizar.
- La famosa y tan socorrida actitud de dizque echarse la culpa , para evitar escenitas : "no eres tú la del problema; soy yo". "No estoy preparado para una relación formal". "Dame tiempo, necesito pensar". "Necesito espacio, ordenar mi vida", entre otras. ¿Acaso no es tiempo lo que necesitan las parejas para conocerse y hablar?

- ¡ Aguas con los vividores ! Como andar con una chava implica gastos, prefieren andar de free o de gorrita café . O de plano pueden instalarse en la onda del aparente open mind , y pretender que tú pagues las entradas al cine o a la disco . "¿Cuál es el problema si estamos en plena época de liberación femenina?", te dirán los muy cínicos. No des entrada al abuso.

Evitan ser vistos en público contigo; las llamadas son esporádicas; te invitan a salir sólo si saben que habrá sexo de por medio. No olvides que es muy fácil, sobre todo cuando se tiene una autoestima baja , que las chavas nos autoengañemos con aquello de la "libertad para el otro" o, por el contrario, que nos dé temor presionarlo a definirse. ¡Al pan, pan, y al vino, vino!

- No quiere conocer a tu familia ni le interesa que conozcas a la suya. ¡Alerta!, conocer a la familia los compromete a respetarte, a responder por sus actos , ¡y eso los aterra! Sin embargo, la astucia para armar argumentos que no los hagan ver como cobardes los lleva a decir que conocer a la familia "está pasado de moda". ¿Hasta dónde contribuyes tú a fomentar esta actitud?
- No te incluye en su vida, no te cuenta nada de lo que hace ni te pregunta acerca de la tuya. Recuerda que cuando hay inmadurez emocional , y se le huye al compromiso por cobardía o bajo la creencia de la "no formalidad", no hablar de nuestra vida es lo más común. De alguna manera no quieren que los conozcan, ¿para qué? Seguramente si te enteras cómo es el sujeto en cuestión, saldrás despavorida . ¿Dónde queda entonces la relación humana?

- Hacen invitaciones de este corte: "no hay nadie en mi casa, ¿qué tal si nos vemos ?". Claro, hacía tres semanas había dejado de llamarte. O, a sabiendas de que no hay nadie en la tuya, te llama para decirte: "¿por qué estás tan solita?".

- También está la situación de cuando acabas de conocer a un chavo y durante los 15 minutos siguientes se te abalanza, te piropea, te llena de halagos , pero se olvida preguntarte cuáles son los libros que te gustan más, qué película es tu favorita y por qué. Es más que evidente, ¿o no?

En síntesis somos nosotras las que tenemos la obligación de cuidarnos, pero más que nada debemos asumir los riesgos de lo que queremos, y definir qué papel queremos jugar. Por salud mental, definamos qué queremos, qué buscamos y sepamos que no tenemos que jugar un juego impuesto, que nos hace sentir incómodas y utilizadas.
Ahora que si decides jugar conforme a sus reglas, asume las consecuencias. ¡Se vale llorar, pero no azotarse!
¡Suerte!