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martes, 24 de octubre de 2006

El enamoramiento ¿tiene que terminar?

“El amor es lo mas cercano a la psicosis”. Almas al desnudo, Carl Gustav Jung.

Estando platicando con un amigo vía msn hace unos días (¡bendito Internet!), él me preguntaba si el estado de enamoramiento podría durar para siempre o tenia que terminar en algún momento, y tratando de darle una explicación a mi cuate me puse a investigar y encontré lo siguiente (espero que esto aclare un poco tus dudas mi Juanma).
Mucho se ha especulado acerca de sí el enamorarse es el estado emocional perfecto o un estado de deslumbramiento pasajero que, mientras dura, desequilibra mentalmente a la víctima hasta el punto de incapacitarle para recibir cualquier cosa distinta de la atracción hacia quien es objeto de sus desvelos, todos hemos dejado en algún momento de poner atención en la escuela o en el trabajo, o hemos hecho aun lado a la familia o los cuates por pensar o estar con nuestro amorcito.

Se dice que estar enamorado significa vivir un estado alterado de conciencia; es decir, vivir parcialmente fuera de la realidad, con mínimas posibilidades de escuchar otras voces que no sean las interiores.
En la antigüedad, este estado le adjudicaba a Eros en la mitología griega, Cupido para los romanos, y aparecía como uno de los principales dioses. Era el más apuesto de los inmortales y podía quebrar la voluntad del dios más sabio, el más fuerte de los mortales al ser tocado por una de sus flechas.
Los griegos concibieron el enamoramiento como una pasión; es decir, como una alteración de ánimo tan irracional como el pánico o la ira; como una alteración del alma que se siente pasivamente.
De este concepto derivan las palabras paciente y patología. Como un enfermo, el enamorado era considerado víctima de fuerzas extrañas sobre las cuales no podía ejercer ningún control. De este se deducía que no era responsable por sus acciones.

Sin duda, ante el fenómeno del amor, cada uno tiene su propia percepción y sensibilidad. Existen muchas posturas ante esa coyuntura que constituye el enamorarse de alguien. La palabra clave aquí es “atracción”.
Pocos reconocen que, en muchos casos, se trata únicamente de un llamado de la naturaleza que se da en todo el reino animal. El juego de las hormonas que despiertan no es muy diferente en el ser humano que en los perros o los gatos. Químicamente está ocurriendo lo mismo. La diferencia con los humanos es que le agregamos el adjetivo romántico a ese cortejo que también se da en el reino animal.
Habría que preguntarse si la pasión amorosa que a tantos arrebata no es sólo un deseo sexual. Pero quien se encuentra en tal estado no se lo cuestiona. Defenderá en su exaltación que es la situación ideal.

Para él o ella nada en el mundo merece compararse con esa felicidad que genera la pasión amorosa. Los que no sienten algo similar, dirán que sólo se trata de un padecimiento pasajero como que me pareció escuchar a mi mamá ¿a ustedes no? Pero eso de enamorarse también es peligroso porque puede dejar secuelas tras el desengaño, pero es algo que no se puede planear.
Normalmente se trata de un torrente emocional que irrumpe sin avisar, intensa y bruscamente, una locura transitoria que no tiene edad y que repercute en gran medida en la vida cotidiana del afectado.
El enamoramiento es una experiencia que conmociona, un estado en que el mundo tiende a convertirse en un paraíso y ese otro u otra se convierte en uno de los ejes de nuestra existencia, muchos de nosotros cuando recién nos sentimos enamorados dejamos de comer, no dormimos si no vemos al susodicho(a) en cuestión, nos dejan de interesa subirnos a la patineta, el partido de fut, ver rebelde o hasta dejar de ir a ver a quien nos encontramos en a algún centro comercial, por estar pegados al teléfono en espera de su llamada.

Los conocimientos racionales se sacuden y la vida se transforma de la noche a la mañana. Psicológicamente, enamorarse implica básicamente un descentrarse en el otro. Sea cual sea la forma como se inicia, tiene siempre la dimensión del descubrimiento del otro.
En el origen del despertar del sentimiento de enamoramiento suele haber una llamada de las cualidades del otro. Inseparable del atractivo físico es el atractivo personal.
Cuantas veces no le hemos dicho a la persona que nos trae de cabeza: Nadie había visto en mi lo que tu has visto. Nadie había suscitado en mi lo que tu has suscitado.
Despiertan dimensiones de la propia sensibilidad que había despertado hasta que el otro llegó a nuestra vida muchos de nosotros descubrimos un talento oculto como escribir poesía, cantar, bailar o hacer cualquier otra monería gracias a que nos sentimos enamorados.

El mundo entero cambia de semblante. Todo cambia y se transforma, en otras palabras todo lo vemos bonito y de color rosa.
Aunque todos sabemos que se trata de un estado transitorio, el enamorado quiere que continúe para siempre y cree que, en su caso, así será. Sin embargo, la química del organismo no funcionan así y, tarde o temprano, la exaltación baja, la pasión se desinfla, las hormonas se nivelan y parece que el amor se acabara. ¿Se acabó realmente o, más bien, ni siquiera había empezado?

Y esa pregunta da entrada para otro artículo, que ya después verán…

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